Y no, esta vez no me refiero a la tercera fuga del Chapo,
que cualquier día de estos podrá acontecer. Hablo de la de Javier Duarte,
gobernador con licencia de Veracruz. Apenas la PGR había logrado una orden de
aprehensión cuando descubrieron que ¡Oh sorpresa, Javier Duarte se había
esfumado! Y vaya que resultó una sorpresa para las autoridades, ya que para el
resto de la población era algo que sabíamos que iba a suceder. Y es que, seamos
sinceros ¿quién de nosotros esperaría sentado en su casa a que llegara la PGR a
buscarlo? Digo, si aún y cuando fuéramos inocentes lo haríamos sin antes tener
un amparo, menos si sabes que eres culpable. Hasta Jean Valjean se escudó en el
alias del Señor Magdalena para evadir a Javert.
El actuar de Duarte es normal. Sería muy tonto si hubiera procedido
de otra forma. Sin embargo el papel de la PGR sí que deja mucho que desear, o
al menos despierta bastantes dudas. Porque, si de antemano sabes que se te va a
pelar en cuanto pierda el fuero, pues entonces le pones vigilancia día y noche,
cercas las cuadras de alrededor y vigilas que Gamboa Patrón no aterrice su
helicóptero en algún lugar cercano.
Al respecto, si bien no fue en un helicóptero, para evitar
dañar otro arrecife, se rumora que, efectivamente, Gamboa Patrón lo ayudó a
escapar y lo mantiene escondido en una casa en ¿dónde creen? ¡sí, el Estado de
México! ¿será coincidencia?
Pero bueno, volviendo a la PGR, y citando a un clásico, hay
mucho sospechosismo. ¿De verdad son tan ineptos que no saben hacer bien su
trabajo o más bien recibieron línea de arriba para dejarlo escapar? Y el asunto
se complica porque, si bien si Osorio Chong decidiera atraparlo, aún en contra
de los deseos del Presidente, y eso le ganara puntos ante la sociedad, le
restaría muchos dentro de su partido, por haber roto la “lealtad partidista”, y
en tiempos pre-electorales eso podría ser un suicidio político.
Lo que sí queda claro es que Enrique Peña Nieto ya se parece
a Fidel Castro: todo mundo se le escapa. Primero el Chapo, después Moreira
(aunque después fue atrapado para que, vergonzosamente, fuera exonerado al poco
tiempo). Le siguen Padrés y ahora Duarte, ¿se sumarán el otro Duarte, César, de
Chihuahua y Borge, de Quintana Roo? Para no hacer el ridículo la PGR tiene dos
opciones: o los vigila para que no escapen o no giran ninguna orden de
aprehensión, exonerándolos, y así nos evitamos los gastos que su búsqueda implica.