El día de hoy, miércoles
5 de septiembre, los estudiantes de la UNAM estarán marchando de Ciencias Políticas
hacia Rectoría, en donde entregarán un pliego petitorio, cuyo principal punto
es exigir a las autoridades universitarias, seguridad.
La UNAM está
atravesando uno de sus puntos más álgidos en esta materia. Todos los días
los estudiantes son víctimas del robo y del asalto, aún dentro de las aulas.
Son frecuentes los robos de celulares, dinero y la extorsión, todo esto ante la
respuesta indolente del Rector Graue.
El detonante de
esta protesta, que inició el lunes en la tarde con el paro de la Facultad de
Ciencias Políticas, fue el secuestro y asesinato de la estudiante del CCH
Oriente, Miranda Mendoza Flores, justo cuando salía de la escuela. Sus
compañeros, hartos de la inseguridad y ante la nula respuesta de las
autoridades universitarias, decidieron hacer una marcha este lunes hacia Rectoría,
donde fueron atacados por un grupo de porros, sin que los vigilantes de la
universidad movieran un dedo.
El paro de la
UNAM no tiene tintes políticos ni económicos. Se trata de una legítima lucha
por la supervivencia. Literalmente las están matando, y digo las porque, en su
mayoría, han sido mujeres.
El Rector condenó
enérgicamente el hecho y anunció que daría de baja a los porros en cuestión,
cosa que seguramente provocó que se les espantara la leche. Esa medida tan
draconiana les debe de haber quitado el sueño. Sobre todo si tomamos en cuenta
de que muchos ni estudiantes son, sin olvidar que ese fue sólo un pequeño grupo
de porros de los tantos que asolan la Universidad. Vamos, que equivaldría a presumir que apagamos una fogata cuando estamos en medio de un incendio.
Ya veremos en qué
termina todo esto. Por lo pronto sería bueno que nos detengamos a reflexionar ¿Y si imitamos el ejemplo de estos jóvenes y exigimos a
nuestras “autoridades”(es un decir) que resuelvan el problema de la inseguridad en el país?