Imagen de Harald Matern en Pixabay
Esta semana han
ocurrido dos acontecimientos que me hacen reflexionar sobre el dicho que
encabeza esta entrada.
La primera es más
personal y tiene que ver con mi postura hacia las disculpas que debe ofrecer el
Rey de España.
¿Han visto el
video que Vox hizo, robándose la canción de Juanes “A Dios le pido”?
Bueno, pues el
rey debería de disculparse por la existencia del partido de ultraderecha "Vox", y
de su contraparte, aunque algunos sólo lo ubican en la izquierda populista, "Podemos".
¿En qué cabeza
pueden existir unos partidos políticos como los ya mencionados? Uno negando
garantías y derechos de los grupos minoritarios, los otros imponiendo una
ideología políticamente correcta que raya en lo absurdo, pero ambos extremos
unidos por una falta de integridad y que, parafraseando a Pérez-Reverte, si sus
líderes creen en sus ideas, son unos imbéciles; y si no las creen, son unos
sinvergüenzas.
Así que
rectifico, el Rey Felipe VI sí nos debe una disculpa, pero no por la
conquista, sino por permitir que su sociedad genere esta clase de políticos (es un decir) y no debe hacerlo sólo a México, sino al mundo entero.
#MeToo
El lunes nos
despertamos con la noticia de que Armando
Vega Gil, bajista y fundador de la agrupación musical Botellita de
Jerez se había suicidado tras haber sido señalado de un supuesto abuso
sexual en la campaña #MeTooMusicosMexicanos.
Dado que no lo conocí, más allá de
oír sus canciones, no tengo elementos para decir si es culpable o inocente. Y
nunca lo sabremos, a menos de que haya pruebas gráficas.
Lo que quiero destacar es la forma
en que #MeToo, tanto la versión nacional como la internacional, ha venido
manejando este tipo de situaciones.
Entiendo que pueda haber una
denuncia anónima, después de todo no se trata de re-victimizar a la mujer (en
este caso). Pero la agrupación, lo que debe de hacer es acompañar a esta chica
al Ministerio Público a levantar la denuncia, vigilar que sea tomada en serio,
y dejar a las autoridades que cumplan su función. Pueden vigilar el proceso, si
quieren. Y ya que, en efecto, la autoridad determine la culpabilidad del
acusado, entonces sí pueden hacer su quema en redes sociales y exigir que las
empresas e instituciones se desvinculen con este fulano.
Pero, ojo, DESPUÉS, no antes. ¿En dónde
quedó el estado de derecho que protege la presunción de inocencia en tanto no
se demuestre lo contrario? Las redes sociales, como ya he mencionado con
anterioridad generan monstruos resentidos y cobardes que se esconden justo en
ese anonimato de la red.
Mientras no se transparentes los
casos y se estudien con detenimiento, estaremos frente a una quema de brujas,
acto del cual, paradójicamente, se quejan estos grupos de hembristas. Usando el
anonimato cualquiera puede chantajear con quemarlo en las redes, y las masas,
que no piensan, harán su trabajo.
Como dice Chumel Torres “Lo lograron.
Oficialmente tuvimos el peor día en twitter de toda la vida. El aplauso es para
ustedes por su falta de empatía y opiniones que rayan en lo siniestro.”