La noche del sábado 28 de mayo Alan Pulido, jugador del Olympiacos
de Grecia, y seleccionado nacional, fue secuestrado. Hasta aquí, podríamos
decir, lo normal; indignante pero nada que nos asombre. El público manifestó su enojo y acusó al
gobernador de Tamaulipas por la inseguridad del estado. No faltó el que hasta
le mentó la madre a Peña Nieto.
24 horas después, y aquí comienza lo fantástico, Alan Pulido
se escapa de sus secuestradores. La acción en sí puede, y de hecho debe, causar
regocijo. Una víctima menos del crimen organizado. Lo que levanta sospechas, y
también muchas burlas, es la forma en que lo hizo. Hagan de cuenta como guión
de una película de Los Almada, pero en chafa.
Y conste que no quiero dar ideas, pero ahora que Chuck
Norris ya está en el retiro, podemos mandarles a Pulido para que lo sustituya
en las películas de acción. Y es que todo encaja a la perfección. Los malos, en
este caso los secuestradores, lo dejan en la casa de seguridad con dos
personas, una armada y otra no. Me inclino a pensar que lo tenían mal amarrado. Eso, o tenemos en
Pulido a la reencarnación del gran Houdini. Con gran habilidad se desata y
golpea a su secuestrador. El cómplice, aterrado ante el nuevo Hulk, huye de la
escena, eso sí, asegurándose de cerrar la puerta con llave, ya ven cómo está la
inseguridad en Tamaulipas. El resto de la historia es intrascendente. Una
llamada, y las fuerzas del orden llegan a cumplir con su deber.
Obvio, los memes no se hicieron esperar. Hasta el momento,
las investigaciones señalan como autor intelectual al esposo de una prima, pero
en las redes sociales se habla de un montaje o incluso, de una negociación del
gobierno de Tamaulipas con el crimen organizado que, dicen las malas lenguas,
son la misma gente. Habrá que esperar, y como se las gastan nuestras
autoridades judiciales, será mejor que
esperemos sentados.
Lo único que pedimos es que, por piedad, no vayan a hacer
una película sobre el secuestro, teniendo de protagonista a unos de los
hermanos Bichir, pilares del cine nacional.