Mostrando entradas con la etiqueta Volaris. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Volaris. Mostrar todas las entradas

jueves, 9 de febrero de 2017

El amor está en el aire

https://www.facebook.com/252495901486460/videos/1174512712618103/


El sábado una amiga subió este video. Para los que les de flojera verlo o en caso de que la liga ya no lleve a ese video se los platico. En pocas palabras se trata de que, en pleno vuelo, el piloto de un avión sale de la cabina, llama a una de las azafatas y le propone matrimonio. Fin.

La historia es sencilla y dudo mucho que esté nominada para los Óscares (los Premios de la Academia, dirían algunos reporteros que suelen ser medio mamertos). El video hubiera pasado de largo en mi vida si no fuera por los comentarios que leí, y los que siguieron a mi propio comentario.

Muchos daban por hecho de que los iban a correr, y otros más estaban de acuerdo en la acción pero reprobaban el  que lo hubieran subido a las redes sociales. Mi comentario fue que no entendía la razón por la que los iban a correr, después de todo el acto, que duró dos minutos, en ningún momento ponía en riesgo a los pasajeros. Porque, digo, si el piloto hiciera este show mientras el avión se está desplomando o los motores se incendian voy de acuerdo. Tampoco estaban pasando por una turbulencia ni había terroristas islámicos pretendiendo secuestrar el avión.(Es Volaris. Dudo que ningún terrorista en su enfermo juicio, se suba a un avión de Volaris, y menos para secuestrarlo).

La respuesta a mi comentario, por parte de un estimado amigo mío, fue la que provocó que surgiera esta entrada (si no les gusta, échenle la culpa a él). Después de dimes y diretes, el resumen de su respuesta fue: Están rompiendo las reglas corporativas.

¡Háganme el C. Favor! Quizás el hecho de que yo no trabaje...en una empresa, aclaro, sea lo que me impide entender el protocolo corporativista, pero, la verdad, escapa de mi entendimiento cómo un evento de esta naturaleza puede ofender a los directivos de una empresa. Fueron dos minutos, el avión no está en peligro, y por si fuera poco hay otros dos tipos (o tipas, que ya empiezan las mujeres a ganar terreno) que saben controlar la aeronave, sin contar con el famoso "piloto automático". Además el piloto no se bajó del avión ni se fue al área de carga. De hecho llamó a su galana para él no despegarse de la puerta de cabina, o sea que, si hubiera una emergencia, en 15 segundos, a lo mucho, estaría en su puesto de trabajo. Incluso yo sugerí que la empresa podría usar el video para su publicidad de febrero.

Circula también por la red un video en el que nos explican por qué en Alemania no había Wal-mart, y en uno de sus puntos decía que las políticas de esa cadena prohibían el romance entre compañeros. Y las autoridades alemanas decían "¿Quiénes somos nosotros para interponernos en el amor entre dos personas?" Lo mismo le pregunto, no sólo a las aerolíneas sino a todos aquellos que estaban de acuerdo en que despidieran a los tortolitos.

La cuestión es que, más allá de diferencia de opiniones, me alarma el grado de rigidez de muchas empresas y otras tantas personas. ¿Podemos ser tan severos con conductas que, si bien están fuera del protocolo, tampoco es que se den a diario? ¿Por qué el espíritu de Torquemada nos posee si vemos un video en el que un policía, de una clínica del IMSS está bailando? ¿Será que la amargura de ser políticamente correctos se ha apoderado de nuestro corazón? Insisto, ser políticamente correctos es muy peligroso. La gente se llega a hartar de vivir así, y luego votan por el primer payaso que dice lo que muchos piensan, pero que por el terror de ser señalados, prefieren callar.

martes, 3 de enero de 2017

De vuelta

Después de que en noviembre participé en el NaNoWriMo (para aquél de mis cinco lectores que aún ignore lo que es, les platico. Es un reto de escribir una novela de al menos 50,000 palabras durante un mes), y reto que cumplí, me tomó varios días de diciembre terminar mi novela, y bueno, la ardilla se había cansado de tanto pensar, y las fiestas navideñas, y...cualquier otra excusa que gusten, el chiste es que había dejado un poco, o un mucho, abandonado este espacio, pero estoy de vuelta.

Y estoy de vuelta después de ir a pasar las Navidades (como decían las tías viejitas de provincia) a Guadalajara. Tenía ya algunos años que no me subía a un avión y la experiencia fue contundente. Ya en el aeropuerto, 23 de diciembre, todo era un caos, que aunado al tráfico decembrino vacacional, se le juntó un banco de niebla que retrasó los vuelos. La coordinación logística del aeropuerto, hagan de cuenta como la de las tablas gimnásticas de 5o. A, No aparecían los vuelos, te decían que en tal sala, y luego la cambiaban, por qué no, a otra totalmente al sitio opuesto de donde estaba la primer salida. Ignoro si los encargados del aeropuerto fueron sobornados por la mamá de Kevin, el de mi pobre angelito, para, ahora sí, perderlo deliveradamente.

Una vez abordando vino, como diría Enrique Iglesias, una experiencia religiosa. Yo creo que lo vivido por John McClane (Bruce Willis) en duro de matar II no es nada comparado con estar una hora dentro del avión, esperando a que nos autorizaran despegar, con una computadora sin batería y sin un libro que poder leer (ni ler). Afortunadamente se me ocurrió escribir estas líneas en la parte de atrás de mi pase de abordar.

Para los que aún nos tocó la experiencia de volar con las aerolíneas de antaño, recordamos con nostalgia aquellos tiempos en que las azafatas, a toda velocidad si era un vuelo corto, repartían las charolitas con la comida. En vuelos largos, antes ya te habían ofrecido refresco y un snack.

Hoy, gracias a los recortes por la estúpida bguerra de precios, ya no te ofrecen nada de eso. Un mísero vaso de agua, y eso porque íbamos a esperar una hora. ¡Maldito banco de niebla, maldita guerra de precios, maldito Volaris y maldita batería HP (es la marca, aunque también lo que pensaron).

Una vez que el letrero de "abrocharse el cinturón" se apagó, las diligentes azafatas pasaron los carritos, pero ahora vendiendo la mercancía. Y no critico que si te están ofreciendo un precio bajo tengan que absorver los costos de la comida, después de todo, entre calidad y precio, sólo puedes elegir una, pero deberían dar la oportunidad de elegir a la hora de comprar los boletos.