¿Viste el debate? Fue la pregunta que corría por todos lados
la semana pasada. La verdad yo no lo vi.
En primer lugar porque corresponde a una elección en la que yo no tengo voto.
Sí, argumentarán algunos, pero el resultado de dicha elección es crucial para
el futuro de México ¿de verdad? Desde que tengo memoria siempre he escuchado lo
mismo; que si gana fulanito va a ser mejor para México. Presidentes gringos
van, presidentes vienen, y yo no veo en qué nos beneficia uno u otro. Creo que
desde Carter, ningún presidente yanqui ha traído algo benéfico al país, y
quizás con Carter mi candidez infantil me esté nublando mis recuerdos. Incluso
mucho se especuló con Obama y sólo fueron ilusiones.
Y en segundo lugar, igual a lo que pasa en el país, lo que
se transmitió no fue un debate, sino un circo a tres pistas, donde el
entretenimiento de los payasos corrió a cargo de Trump.
Y no nos ilusionemos, que nuestros propios debates no cantan
mal las rancheras. Nuestro acartonado formato no queda excento del mismo
espectáculo, tipo Reality show, en el que el candidato que más difamó, el que
más gesticuló y el que se hizo el ofendido resulta el ganador a los ojos de los
telespectadores, lo cual nos muestra, no sólo la baja calidad de nuestros
políticos, sino de la población en general. Resulta patético, por usar un
eufemismo, que lo más recordado de
Gabriel Quadri en el debate de 2012, haya sido que le miró las pompas a la edecán,
cuando fue el único de los cuatro que se dedicó a plantear sus propuestas y a
criticar las ideas de los demás, no a las personas. Eso es debatir, lo demás
son payasadas.
Seguramente sí me chutaré los debates para la elección de
2018, ya que el ganador de la elección va a influir, para bien o para mal el
destino de mi país. Seguramente tampoco será debate. A nuestros políticos “les
hace falta ver más bax”. Además estoy seguro que el show de los payasos correrá
a cargo de más de uno. Y, finalmente, la razón principal es que necesitaré
material para mi blog.
Luis González de Alba
Descanse en paz. Interesante columnista que no se dejaba
deslumbrar por el destello, casi divino, que el Amado Líder de la izquierda
mexicana insiste en radiar a su alrededor, provocando la ceguera de sus
seguidores. Lamentablemente descubrí sus columnas muy tarde. Nos hará mucha
falta su pluma crítica.
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