Terminaron las Olimpiadas de Río 2016, y la verdad, no nos
fue tan mal como empezamos. Siendo sinceros nunca hemos sido una potencia
deportiva, salvo en los Panamericanos, cuando no compiten Estados Unidos, ni
China ni países europeos, vamos, que a nivel latinoamericano seguimos siendo
los mejores.
Nuestra mejor participación, con nueve medallas, fue en
México 68, digo, éramos anfitriones. Le sigue Londres 2012, con siete
medallas; a continuación Los Ángeles 84 (en
el que prácticamente volvimos a ser locales) y Sydney 2000 con seis medallas en
cada edición; Londres 48 y Río 2016 con
cinco medallas; Atenas 2004, con cuatro; y de ahí pa’l real tres, dos, una,
cero. Es cierto que hubo un retroceso, pero nada significativo, y también se
perdieron medallas que bien se pudieron haber ganado.
Entonces ¿qué pasó en las Olimpiadas? ¿A qué se debió tanto
escándalo? Lo que sucedió es un reflejo de lo que estamos viviendo como país.
La población en general está harta de malos manejos, de la toma de malas
decisiones y de una clase gobernante corrupta como no se había visto desde hace
tres sexenios. Es una población que está enojada y que desquita su odio por
medio del ataque cobarde que da el anonimato de la red. La burla hacia Alexa
Moreno, que quedó en un buen lugar si tomamos en cuenta nuestra tradición
gimnástica fue una muestra más de que los lords y las ladies están en ambos
lados de la red y muy lejos de su extinción. Los insultos, las amenazas son
reflejo del miedo que sentimos al salir a la calle, del narcotráfico, de la
inseguridad en general, y de ver un Estado totalmente rebasado por los
criminales.
Además tenemos al nefasto Alfredo Castillo, envidia de
Viajes Bojórquez, y su cínica actitud. No me consta que haya pagado el viaje de
su acompañante, aunque tampoco me consta lo contrario, pero es una
insensibilidad política hacer alarde de ello cuando la situación en el país
está muy delicada. Y que se haya llevado a su novia o no, incluso con recursos
de la CONADE, sería lo de menos. Atletas compitiendo con uniformes parchados,
otros sin equipo para entrenar y hasta uno de los medallistas boteando para sacar dinero para
los viajes a las competencias clasificatorias. Exigimos mucho de los
deportistas pero no vemos la situación en la que entrenan. Y no faltará quien
diga que los del equipo de rugby de Fiyi tampoco están en un lecho de rosas, de
acuerdo, pero ganaron una medalla, sí de oro y lo que quieran, pero fue la
única, así que no me salgan con jaladas.
Finalmente el ciclo olímpico terminó y es hora de analizar
los resultados, y como diría Dolores Umbridge, “Hay
que preservar lo preservable, perfeccionar lo que se debe perfeccionar, y
eliminar las practicas que deberían... prohibirse”. Seguramente
habrá cabezas que rodarán, o al menos eso es lo que se espera, pero también
habrá que valorar el esfuerzo de todos esos deportistas que fueron a rifársela
por México, tanto a los que obtuvieron medalla como a los que se quedaron en el
camino pero que hicieron su mejor esfuerzo. Después de todo sus competidores
también eran la élite de sus respectivos países, no vayan a creer que perdieron
contra el combinado de 3°B.
Gracias por ponerlo así, clarito y ralito...
ResponderEliminarMe encantó