Hay ocasiones en que ya no sé si voy de frente o para atrás
o simplemente me quedo estático. Y es que yo, que tengo el síndrome de
Carmelita Salinas, que opina de todo, no sé qué pensar con el asunto del
Brexit. No sé si sea bueno, sea malo o todo lo contrario, como diría
Echeverría.
Y es que no es un asunto menor. Que el Reino Unido salga de
la Unión Europea causa nerviosismo en los mercados de valores. Nuestro tan
debilitado peso sufre como guajolote en Navidad, no tanto por su depreciación
sino por el fortalecimiento del dólar. Y esto es sólo el principio. Habrá que
ver qué repercusiones se dan a nivel mundial, especialmente en Europa y en
específico en Reino Unido.
La Gran Bretaña, al estar separada del continente siempre se
ha sentido como una entidad diferente, y es ahí donde podemos encontrar una
primera causa de este deseo separatista. Sabemos que la carga fuerte de
mantener la Unión Europea reside en Alemania, Reino Unido y Francia, y esto
también debe de tener molestos a los ingleses, que piensan que podrían tener un
mejor estilo de vida si no tuvieran que cargar con los problemas de sus
vecinos. Lo que quizás no tengan en cuenta, o tal vez sí y no les interese, es
que van a perder ventajas comerciales con el resto de los países de la UE, así
como de los acuerdos comerciales que la propia UE tenga con el resto del mundo.
Ya veremos con el tiempo si fue una
buena o mala decisión económica.
Lo que no estoy seguro que hayan contemplado es la cuestión
política. Con esta separación de la UE, el tema separatista de Irlanda del
Norte, Escocia y Gales vuelve a tomar auge. Quizás con la excusa de querer
seguir formando parte de la UE estos países decidan “independizarse” de
Inglaterra, con lo cual el Reino Unido desaparecería, así como su fortaleza a
nivel mundial. O por el contrario, podría ser un símbolo de unión, que los
ligaría aun más. Nuevamente no lo sé, y
sólo el futuro nos lo podrá decir. Los resultados no fueron contundentes. Un
51.9% a favor y un 48.1% en contra. Esto
puede traer enfrentamientos dentro de la sociedad inglesa.
Por último, y lo que sí debería ser preocupante y encender
los focos rojos, es que Donald Trump se regocije con el triunfo del Brexit.
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