jueves, 23 de junio de 2016

Violencia

Vivimos en un mundo violento.  Y no, no podemos decir que es por los tiempos modernos, el tipo de vida, etc. La violencia ha estado presente a lo largo de nuestra existencia. Si creemos en los relatos Bíblicos, vemos cómo desde el principio Caín asesina a su hermano Abel por celos. Si no tenemos creencias religiosas, basta ver cualquier libro de historia: Los hititas, los fenicios, los egipcios, griegos y romanos. Todas las civilizaciones antiguas han basado su crecimiento en base a las guerras.

Y podemos seguirnos con las Cruzadas de la Edad Media, las consolidaciones de los reinos europeos, el colonialismo, las guerras mundiales, y un sinfín de conflictos bélicos, unos más grandes e importantes que otros, pero todos dejando a su paso muerte y destrucción.

Napoleón, Alejandro Magno,  Anibal,  nombres de guerreros que han ocupado el título de grandes héroes, o Hitler, en el bando de los villanos. Pasamos más tiempo estudiando sus acciones que las de Pasteur, Fleming o los esposos Curie. ¿Acaso valoramos más el arrojo de los belicosos sobre la inteligencia de los estudiosos?

Podemos preguntarle a los niños quién quisieran ser, si Napoleón o Gandhi. La mayoría se va a ir por Napoleón. Hay algo en la violencia, en oprimir al otro que nos fascina. Nos gusta sentirnos poderosos, aun si eso conlleva a pisotear a los demás, de hecho podría atreverme a decir que justo por eso es que nos satisface ser poderosos.

La verdad hacer un estudio sobre la violencia sería hacer una seria investigación y terminaría con un escrito mucho mayor a una simple entrada de blog, el tema da para más. Tampoco pienso hablar, al menos el día de hoy, de los hechos violentos que estamos sufriendo en nuestro país.

De lo que quiero hablar el día de hoy es de un caso de violencia que  es mucho más chico, por el número de participantes, dos, quizás tres y en el cual no se usó ningún arma, pero que no por ello deja de ser importante. De hecho es muy importante, porque es el primer eslabón hacia violencias mayores. En días pasados salió a la luz un video en el que vemos a una mujer regañando a una niñita de no más de tres años. Al principio le grita e insulta, pero como la niña no puede subir el escalón, le da un zape, la zarandea  y finalmente le da una patada. La persona que la estaba grabando insulta a la madre.

Este es un hecho de violencia familiar, uno sólo de tantos que se dan alrededor del mundo, y que gracias a la red llegó a ojos de las autoridades competentes que están evaluando el asunto. Al respecto, y es mi opinión, la niña debe seguir con su familia, pero que le adviertan a la mujer que podría ser arrestada si vuelve a tocar a la niña y que la van a tener mega vigilada para asegurarse de que esta conducta no vuelva a pasar. Y que la autoridad lo cumpla, que es donde se les complica la cosa. Llevar a la pobre niña a un internado del DIF es como condenarla a prisión. Sabemos los horrores que le tocaría vivir en alguno de esos lugares.


Estos hechos, que no por cotidianos  son pecata minuta, deben ser erradicados de todas las sociedades, pues como ya mencioné son el primer encuentro de los niños con la violencia, mismo que repetirá con sus hijos, además de que puede ir escalando en otros ámbitos. Promovamos la paz y la tolerancia.

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