Hasta hace algunos años la figura del maestro era la de
alguien querido, respetado y hasta venerado. Incluso aquellos, de muchos años
atrás, cuyo lema era “la letra con sangre entra”. Cuántos de nosotros no
tenemos gratos recuerdos de nuestros
maestros de primaria que con tanto esmero nos enseñaron a sumar, a leer, la
historia de nuestra Patria. A lo mejor también recordemos a aquél maestro
especial de la secundaria o preparatoria que nos inspiró a estudiar su materia,
a amarla, y quizás en algunos casos, fue fuente de inspiración a la hora de
elegir una profesión.
Este respeto ha ido mermando en los últimos años. Y no me
refiero a ponerle apodos durante la secundaria. Maestro que no tiene apodo, no
dio clases en secundaria. No, me refiero a un asunto mucho más serio.
Esto ha sido causado por dos factores. El primero tiene
mucho que ver con la SEP y con los padres de familia. En el pasado, si un niño
no estudiaba, reprobaba, y lo más grave que pasaba es que repetía año. Ahora,
con la super Reforma Educativa (es sarcasmo) si un niño no estudia o le falta
el respeto a sus profesores o compañeros no pasa nada. Quizás repruebe, pero no
repetirá el año, no vaya a ser que quede traumado y de grande quiera fundar su
propio partido político. Lo mismo pasa si molesta a sus compañeros o le falta
el respeto a sus profesores. La SEP ha atado de manos a las escuelas. La otra
parte de esta fórmula está en los papás. Ellos ya no quieren educar a sus
hijos, se les olvida que su papel es de padres, y buscan convertirse en amigos
de sus hijos, siendo la versión del mal amigo, el que influye en el mal
comportamiento de los chicos. Y no estoy diciendo que sea erróneo ser un padre
amigable, pero como en los videojuegos, hay niveles. El papá que facilita el
que los menores de edad beban alcohol o la mamá que se viste como su hija y se
siente en el Nirvana si alguien le pregunta si es su hermana. ¡Basta papás! Para
payasos ya hay muchos en el circo… y también en la política.
Antes, cuando un profesor llamaba a tus padres te ponías verde
del susto. Es más, con la simple amenaza a veces era más que suficiente para
que te comportaras como Dios manda (expresión de abuelitas). Cuando el maestro
iba diciendo las quejas contra ti, tú te hacías chiquito mientras tus padres te
echaban unos ojos que te hacían sudar. Maestros y Padres de familia trabajaban
conjuntamente. Ahora también hay quejas y regaños, hasta amenazas, pero vienen
de los padres y los alumnos hacia los, casi siempre, pobres maestros.
El segundo factor se debe al mismo gremio magisterial.
Lamentablemente no son contados los casos en que los profesores, lejos de ser
un ejemplo para sus alumnos, son una mala influencia. Los maestros de la
coordinadora que a la menor provocación ya están en huelga, hacen marchas sin
importarles que los perjudicados sean sus alumnos. Yo entiendo que se puedan
agrupar para defender sus derechos, que se unan para lograr un mejor salario,
pero otra cosa es que se agrupen, bajo el pretexto de luchar por sus derechos,
y se dediquen a vandalizar, robar y agredir a todo aquél que no esté con ellos.
No pueden tomar de rehenes a sus alumnos, al hacerlos perder clases. Si
verdaderamente fueran maestros, si esa fuera su auténtica profesión, preferirían
que sus derechos fueran pisoteados antes de hacerle daño a uno de sus pupiulos.
La gota que derramó el vaso fue la acción ruin de rapar a
unas maestras que se negaron a caer en el jueguito de un imbécil que se hace
llamar líder sindical. Esperemos que al gobierno de Velasco no le tiemble la mano
y aplique todo el peso de la ley, que si es como el de Agustín Carstens debe ser enorme. El problema es que
parece que la que tiene los pantalones en esa familia es Anahí, que no se
distingue por ser precisamente Lara Croft.
Aplausos al tan criticado Aurelio Nuño, secretario de
educación, quien no se ha dejado amedrentar por estos mafiosos y les está
pegando donde más les duele. Y es lo justo, si no das clases, estás despedido.
Digo, a cualquiera nos harían lo mismo en nuestros trabajos. Aplausos con
ovación de pie, a todos aquellos maestros que saben la delicada responsabilidad
que tienen en sus manos y que a pesar de las amenazas de estos mafiosos, no
dejan de cumplir con su deber.
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ResponderEliminarEs un problema muy complejo, nadie es lo que parece y todos ocultan la verdad, Nuño no es político, Mancera no los contiene y el tal Núñez parece invencible.
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