No, ni se apuren. No voy a hablar del programa que, como
experimento sociológico fue muy interesante, pero que gracias a que Televisa
decidió saturarnos con las inenarrables repeticiones mañana, tarde, moda y
noche, pasamos a alucinarlo, a tal punto que su “reencuentro” fue rechazado
unánimemente y terminó con mucha más pena que gloria.
Tampoco me voy a referir a la excelente novela de George Orwell,
1984. Bueno, al menos no de forma directa, sino haciendo alusión a su personaje
antagónico, el Big Brother.
Con el avance de la tecnología pareciera que vivimos en una
sociedad Orwelliana, quizás Oceanía, que según el libro, es la que nos tocaría.
Vamos por la ciudad y miles de cámaras vigilan nuestros movimientos. Claro que
esto lo justificamos en aras de la seguridad. Damos gracias al gobierno que
tenga estas cámaras, pues así es más fácil atrapar a los delincuentes. Lo que
no nos damos cuenta es que ese mismo gobierno protector fue el que generó las
condiciones de inseguridad para que el pueblo, solito, pidiera que el gobierno
tuviera mayor control sobre nuestros actos ¿se imaginan que eso hubiese
sucedido sin la amenaza de la inseguridad? Seguramente hubiese sido depuesto
ese gobernante.
Aunadas a las cámaras gubernamentales, que en el caso de la
CDMX hay que sumarle las que generan a las tan odiadas fotomultas, nos encontramos con las que hay en
los negocios . “Sonría, lo estamos grabando” nos advierten en “simpáticos”
(según ellos) letreros para advertirnos que nuestra presencia en determinada tienda
está siendo monitoreada, no vaya a ser que se nos ocurra encuerarnos en pleno
Oxxo.
La paranoia, que no por ello es irreal, en la que vivimos
nos ha obligado a poner cámaras de seguridad en nuestras casas. Dependiendo del
presupuesto con el que se cuente se limitará a un par de artefactos en las
entradas principales o bien, un sofisticado sistema de monitoreo en toda
nuestra casa, lo que nos hará sentirnos un poco como Tony Montana, en Scarface.
Y eso esperando que no haya cámaras en
cada habitación, que ya sería muy invasivo a la privacidad personal.
Sin embargo aún queda un último rubro, que como diría Dross,
es el más aterrador. La posición número uno corresponde a los teléfonos
celulares. Esos aparatitos que fueron creados para no tener paz ni un minuto y
estar localizables a toda hora. Conforme fueron avanzando fueron integrando más
servicios, entre ellos una cámara, que en un principio servía para tomar alguna
foto del recuerdo, de algo especial que no queríamos olvidar e incluso hizo las
veces de fax, al fotografiar un documento y enviarlo, lo cual nos ahorró mucho
tiempo y esfuerzo. Pero eso también creó un monstruo, o más bien, una horda de
monstruos. Sacó al reportero frustrado que todos llevamos dentro y al artista
gráfico que todos quisiéramos ser. El segundo es realmente inofensivo, salvo
porque nos llenó las redes sociales de fotografías “conceptuales” por llamarlas
de alguna manera y de las egocéntricas selfies. El problema radica en el reportero. Ahora no se te ocurra
quebrantar alguna ley, alguna tan absurda como pisar el pasto, porque seguramente
quedarás inmortalizada, obviamente sin tu permiso, por alguna de estas cámaras
y pasarás a la historia como #ladypisapastos.
No importa que tan templado tengas el carácter ni que tan educado seas,
basta que durante 10 segundos hayas perdido la compostura para ser #lordvetealcarajo.
Ni hablar de que si te caes, porque estos infames personajes, en lugar de
ayudarte a levantarte y ver que estés bien, te subirán a las redes, y si corres
con mala suerte, hasta en meme te puedes convertir .
Todo esto sirvió de preámbulo para la pregunta del millón
¿qué tan válido, tanto legal como moralmente es el uso que Arne Aus den Ruthen
da al Periscope para señalar las faltas en la delegación Miguel Hidalgo? Ustedes
qué opinan.
No se... Yo creo que el exceso de #Lords está saturando las redes sociales y restándoles eficiencia y eficacia... Pero mi #ideaMillonaria es crear una app que permita que el ciudadano levente fotomultas georefernciando el lugar y momento de la infracción y dispararle a quien se pasa de largo para tapar un crucero y cosas así. Sospecho que funcionaría bien.
ResponderEliminarEl problema con Arne Aus des Ruthen es que ES autoridad, las denuncias en Periscope están medianamente bien para el ciudadano de a pie que no piensa ir a dejar su día en el MP. Pero que una autoridad use la herramienta para "denunciar" es... ¿cómo decirlo? Mostrar que no tiene la capacidad de cumplir su función de brindar seguridad y mantener el orden público.
ResponderEliminarMuy interesante tesis y una observación muy aguda. Primero creas la necesidad, luego el remedio y todos felices.
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