lunes, 6 de junio de 2016

Big Brother

No, ni se apuren. No voy a hablar del programa que, como experimento sociológico fue muy interesante, pero que gracias a que Televisa decidió saturarnos con las inenarrables repeticiones mañana, tarde, moda y noche, pasamos a alucinarlo, a tal punto que su “reencuentro” fue rechazado unánimemente y terminó con mucha más pena que gloria.

Tampoco me voy a referir a la excelente novela de George Orwell, 1984. Bueno, al menos no de forma directa, sino haciendo alusión a su personaje antagónico, el Big Brother.

Con el avance de la tecnología pareciera que vivimos en una sociedad Orwelliana, quizás Oceanía, que según el libro, es la que nos tocaría. Vamos por la ciudad y miles de cámaras vigilan nuestros movimientos. Claro que esto lo justificamos en aras de la seguridad. Damos gracias al gobierno que tenga estas cámaras, pues así es más fácil atrapar a los delincuentes. Lo que no nos damos cuenta es que ese mismo gobierno protector fue el que generó las condiciones de inseguridad para que el pueblo, solito, pidiera que el gobierno tuviera mayor control sobre nuestros actos ¿se imaginan que eso hubiese sucedido sin la amenaza de la inseguridad? Seguramente hubiese sido depuesto ese gobernante.

Aunadas a las cámaras gubernamentales, que en el caso de la CDMX hay que sumarle las que generan a las tan odiadas  fotomultas, nos encontramos con las que hay en los negocios . “Sonría, lo estamos grabando” nos advierten en “simpáticos” (según ellos) letreros para advertirnos que nuestra presencia en determinada tienda está siendo monitoreada, no vaya a ser que se nos ocurra encuerarnos en pleno Oxxo.

La paranoia, que no por ello es irreal, en la que vivimos nos ha obligado a poner cámaras de seguridad en nuestras casas. Dependiendo del presupuesto con el que se cuente se limitará a un par de artefactos en las entradas principales o bien, un sofisticado sistema de monitoreo en toda nuestra casa, lo que nos hará sentirnos un poco como Tony Montana, en Scarface.  Y eso esperando que no haya cámaras en cada habitación, que ya sería muy invasivo a la privacidad personal.

Sin embargo aún queda un último rubro, que como diría Dross, es el más aterrador. La posición número uno corresponde a los teléfonos celulares. Esos aparatitos que fueron creados para no tener paz ni un minuto y estar localizables a toda hora. Conforme fueron avanzando fueron integrando más servicios, entre ellos una cámara, que en un principio servía para tomar alguna foto del recuerdo, de algo especial que no queríamos olvidar e incluso hizo las veces de fax, al fotografiar un documento y enviarlo, lo cual nos ahorró mucho tiempo y esfuerzo. Pero eso también creó un monstruo, o más bien, una horda de monstruos. Sacó al reportero frustrado que todos llevamos dentro y al artista gráfico que todos quisiéramos ser. El segundo es realmente inofensivo, salvo porque nos llenó las redes sociales de fotografías “conceptuales” por llamarlas de alguna manera y de las egocéntricas selfies. El problema radica  en el reportero. Ahora no se te ocurra quebrantar alguna ley, alguna tan absurda como pisar el pasto, porque seguramente quedarás inmortalizada, obviamente sin tu permiso, por alguna de estas cámaras y pasarás a la historia como #ladypisapastos.  No importa que tan templado tengas el carácter ni que tan educado seas, basta que durante 10 segundos hayas perdido la compostura para ser #lordvetealcarajo. Ni hablar de que si te caes, porque estos infames personajes, en lugar de ayudarte a levantarte y ver que estés bien, te subirán a las redes, y si corres con mala suerte, hasta en meme te puedes convertir .


Todo esto sirvió de preámbulo para la pregunta del millón ¿qué tan válido, tanto legal como moralmente es el uso que Arne Aus den Ruthen da al Periscope para señalar las faltas en la delegación Miguel Hidalgo? Ustedes qué opinan.

3 comentarios:

  1. No se... Yo creo que el exceso de #Lords está saturando las redes sociales y restándoles eficiencia y eficacia... Pero mi #ideaMillonaria es crear una app que permita que el ciudadano levente fotomultas georefernciando el lugar y momento de la infracción y dispararle a quien se pasa de largo para tapar un crucero y cosas así. Sospecho que funcionaría bien.

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  2. El problema con Arne Aus des Ruthen es que ES autoridad, las denuncias en Periscope están medianamente bien para el ciudadano de a pie que no piensa ir a dejar su día en el MP. Pero que una autoridad use la herramienta para "denunciar" es... ¿cómo decirlo? Mostrar que no tiene la capacidad de cumplir su función de brindar seguridad y mantener el orden público.

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  3. Muy interesante tesis y una observación muy aguda. Primero creas la necesidad, luego el remedio y todos felices.

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